10 de marzo de 2011

Juventud y política.

“Los partidos políticos no nacen por generación espontánea, son fruto de un determinado acontecer popular, fluyen de las células espirituales de una nación, la juventud que es vida y esperanza, los nutre y encarna”. (O. U. de la V., ca. 1940)

Hoy los partidos políticos no surgen bajo el impulso de la juventud ni a la luz de un pensamiento, son resultado de determinados intereses de grupo que, sin doctrina ni personalidad política, utilizan al partido como instrumento de negociación y con un único fin burocrático de latrocinio al Estado.
Por ello “juventud y política” son dos palabras que en la actualidad resulta difícil fundir en un solo concepto; o porque la juventud practica una política sin ideales, o porque la política está prohibida para una juventud con ideales.
¿Por qué?


El joven sin ideales es una persona venal, siempre a la espera de una gratificación por sus acciones, lo que lo sitúa en medio de los círculos políticos mercantilistas que usufructúan del poder; es anodino, no sólo por su falta de formación sino por su poco interés por el conocimiento; es oportunista, no pierde ocasión para figurar y arrimarse a cualquier movimiento de masa, el cual pretende liderar pese a sus pocos dotes de conductor; es servil, se pone a merced de cualquier amo de la política, al cual sirve indignamente; es ladino, lo que le llena de orgullo; es vacuo, y al igual que los peces muertos, sólo sigue el curso de la corriente y la moda; es impostor, muda de partido político con cada cambio de estación, y, paradójicamente, busca mostrarse como el más probo entre los suyos aun cuando lo suyo sea a vista del más simple un acto indecoroso de arribismo; es, a ciencia cierta, una pieza de mercado, de fácil manejo, poco costo y gran rentabilidad; es inerte, ni el mundo de las ideas le apasiona ni la desgracia le conmueve; es, con todo, un hombre supuestamente abnegado al servicio de su causa, lo que finalmente le permite granjearse el apoyo de las mayorías que caen engatusadas por su apariencia.
En cambio el joven idealista es esencialmente un hombre de principios, con más vida espiritual que presencia en el mundo superfluo de las ambiciones, no obstante, vive en la convicción de que su vida es singular y está marcada para grandes destinos. Así, el idealista, es generalmente una persona incomprendida, porque la naturaleza misma de su persona no cuaja en la mirada del hombre corriente que vive de realidades tangibles.
El idealista es también un hombre que vive constantemente el vértigo de sus emociones que le da el mundo de sus convicciones, por las que sufre y por las que ama, por las que decae y por las que se eleva. Es ávido de conocimiento por su anhelo incansable de acercarse al mundo de los misterios y por su afán de entender la mecánica de la vida. Es exigente y duro consigo mismo. No admite para sí tregua alguna. Si no entiende algo, lo estudia; si cae vencido, se levanta nuevamente; si no consigue algo, lo persigue con una voluntad férrea que es fruto de sus convicciones.
No hay prebenda que le doblegue el brazo ni deseo vano o concupiscente que le aparte de su camino. Él vale por sus valores y no por cuantos bienes acumula, de allí que su palabra tenga más peso que el oro.
Sabe, a diferencia de los mercaderes de la política, que para conducir pueblos el hombre tiene que purificar su corazón de todo egoísmo, para servir, sin cálculo, al bien colectivo. Por ello tiene en su norte a los santos y a los héroes, figuras altruistas sin mácula de egoísmo alguno y cuyas historias desgarradoras le han enseñado que “las causas sólo vencen cuando sus hombres las aman con abnegación mística y son capaces de vivir para servirlas y de morir para defenderlas”.
Ese es, a grandes rasgos, el joven idealista, cuyo espíritu es descifrable sólo a ojos de Dios.
 Horacio Poppe

1 comentario:

  1. Comparto todo lo que dice esta publicación, ya que los jóvenes de hoy no tenemos doctrina política, y menos ideales....

    Vagamos de partido en partido(o de frente en frente en la universidad) buscando alguna escuela de formación política con la cual identificarnos, pero todo lo que encontramos es camarillas corruptas cerradas que no persiguen ideales, si no mas bien persiguen intereses, además de que engañan e utilizan a las personas como objetos para alcanzar sus objetivos, y una ves alcanzado los mismos se olvidan de uno y las promesas que se hizo a la gente que creía en ellos...

    Es por eso que yo apoyo a la falange o restauración nacional.... pues creo que es una fuerza política renovada, no corrompida como los típicos candidatos que se presentan una, otra, y otra vez con sus respectivas camarillas, sin dar espacios a la gente joven.... como si no hubiera gente joven y capas de encarar elecciones y ganarlas... además de dar cátedra en lo que se trata hacer gestión.....

    Es por esta razón que en lo que podamos, como jóvenes debemos, y apoyaremos la candidatura de Horacio Poppe, en lo personal apoyare en lo que humanamente nos sea posible.....
    Solo envíenme un mensaje a mi correo... y me activare para apoyarlo...
    gothic_hans@yahoo.es

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